«El mayor problema ecológico es la ilusión de que estamos separados de la naturaleza.»

Alan Watts.

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EDITORIAL: UNOS MÁS IGUALES QUE OTROS

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha entregado al público chileno su sólido estudio denominado “DESIGUALES: Orígenes, Cambios y Desafíos de la Brecha Social de Chile”. El documento completo se encuentra en Internet a disposición de quien se interese en el tema, pudiendo citarse y reproducirse sin otra restricción que la de indicar la fuente.

Desde su presentación han pasado quince días. La gran prensa chilena (papel, televisión, radio) no lo ha dado a conocer salvo en algunas menciones esporádicas casi irrelevantes. Ninguno de los cinco precandidatos que medirán fuerzas en las votaciones primarias del domingo 2 de julio, dedicados por el momento a atacarse con sus propios aliados de pacto o a contar chistes ordinarios y de mal gusto, ha hecho referencia al tema.

Anteriormente, hemos destacado la necesidad de que, con miras a las elecciones presidenciales de noviembre, se haga un debate serio, profundo y ordenado sobre los principales problemas del país en educación, salud, previsión social, institucionalidad, economía, relaciones internacionales, cultura. Cada uno de estos tópicos tiene una tremenda importancia, razón por la cual es imprescindible que sea abordado con ideas de soluciones concretas, viables, y no con vagos e irresponsables eslóganes.

Sin embargo, detrás de cada propuesta siempre estará penando la cuestión clave: ¿En favor de quienes se gobierna?

El trabajo referido inicialmente constata que, en el último cuarto de siglo, la indigencia y la pobreza han disminuido significativamente y los niveles de desigualdad de ingresos también han experimentado una reducción.

Pero, y aquí descansa el nudo del problema, seguimos viviendo en una sociedad social y culturalmente fragmentada. Estamos lejos, muy lejos, de ser una comunidad que confluye en intereses y espacios compartidos ya que hemos optado por construir “mundos personales y propios” profundamente apartados del “mundo de los otros”. La denuncia y cuestionamiento de esta realidad provoca escozor en las elites privilegiadas como sucedió hace algunos años cuando el jesuita Felipe Berríos se atrevió a hablar del mundo “cota 1000”.

El común de los chilenos, pese a haber mejorado su situación relativa, sobrevive en un ambiente marcado por su inseguridad frente al futuro. A cada uno le abruma la posibilidad de perder su puesto de trabajo, de sufrir una enfermedad catastrófica, de no poder pagar el dividendo interminable de la vivienda que adquirió. Cada uno subsiste en ciudades territorialmente segregadas en las cuales los tradicionales espacios públicos donde puedan confluir periódicamente gentes de los más variados niveles y orígenes, ya no existen y sólo se encuentran plazas y parques separados para ricos y para pobres. En la vida concreta de las personas se constata que en el día a día se consolida un país de clases sociales, lo cual se expresa en el mundo de la educación, de las universidades, de la salud, del comercio, del esparcimiento, de la vivienda, y hasta de la religión (¡es un escándalo, dicen!) y, por sobre esta evidente realidad, en una actitud cultural y social que nos lleva a alejarnos los unos de los otros y a tener temor de quien aparece como diferente. Niños y jóvenes son criados en este ambiente de odiosidad, separación, resentimiento, o menosprecio, sin que se ofrezca perspectiva alguna de solución. Peor aún, las elites políticas, llamadas reflexionar sobre este problema, rápidamente se asimilan a la clase alta, abandonan su medio, y se instalan en las comunas elegantes de la capital.

Si los postulantes a dirigir los destinos del país se muestran incapaces ahora de abordar el desafío de hacer de Chile una nación buena y justa “para todos”, será muy tarde cuando tomen conciencia de que este es el tema fundamental que se debe enfrentar. Desgraciadamente, muchos de los problemas sociales encuentran su punto de partida en esta patria quebrada por el egoísmo y el individualismo. ¿Seremos capaces de romper esta inercia conservadora o seguiremos repitiendo nuestras mismas conductas?

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1 Comentario en EDITORIAL: UNOS MÁS IGUALES QUE OTROS

  1. Estimados amigos, comparto plenamente lo que se señala su editorial . Hay un desafío para las y los candidatos , para quien sea futuro Presidente/a de Chile, y también hay un desafío para cada una/o de nosotros , de hacernos cargo que habitamos en esta sociedad y sistema individualista y también estamos permeados por ella. Por eso , porque cada uno mira desde su ombligo , es que queremos un candidato que me guste 100% a mí, hemos perdido el sentido colectivo, ese norte de «para quién se gobierna «.
    Pero no estamos tranquilos , no estamos felices, quizá aún no sabemos porqué, pero esa desazón , esa búsqueda de cambio , quizá a veces expresada en forma que nos desconcierta, es también nuestra mejor esperanza , pienso, que podremos re-descubrir nuestro camino .

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